jueves, 9 de febrero de 2017

El conserje - (Fantasía pactada)

Ocurrió un verano.

En agosto Sevilla se vuelve un horno que apenas invita a moverte a más de tres metros del aire acondicionado, pero aquella mañana me desperté muy caliente y, tras un rato buscando, ya estaba todo preparado para ir a la facultad. Los exámenes de septiembre se acercaban, y paradójicamente yo me encontraba en el campus con intenciones muy distintas a prepararme alguno de los parciales que me quedaban por aprobar. Por entonces los aularios se volvían un lugar desierto, y las escaleras exteriores al edificio lugares perfectos donde podías echar un cigarro en algún rincón a la sombra sin que te molestasen. Me conocía el camino a la perfección.

Caminé bajo el sol durante unos 10 minutos hasta llegar a uno de los edificios que permanecían abiertos durante la temporada estival. Era algo siniestro verlo tan solo, pero a las cuatro de la tarde era difícil que alguien estuviera por allí para dar clases, pues la biblioteca estaba lejos y demasiada gente aún estaba en la playa.

Entré en el edificio y a pocos pasos divisé la garita del conserje, a la entrada. Tras acercarme a la ventanilla divisé su figura mirando un pequeño televisor, a la izquierda. Era un hombre canoso, de unos 40 años y bastante alto, muy atractivo y bien conservado. Sin una musculatura exagerada se veía un hombre cuidado de hacer deporte, con la clásica camisa blanca y pantalón negro y un llavero sobrecargado encima de la mesa. La barba de varios días y la mirada afilada junto a su nariz aguileña lo hacían parecer un tío serio y algo imponente, pero en cuanto me asomé para dirigirme a él sonrió con algo de vicio.

- Hola, buenas...
- El edificio está cerrado -interrumpió cortante-, ¿quieres algo?
- Sí -respondí, algo avergonzado- es que se me olvidó algo en clase esta mañana y venía a buscarlo..
- Joder... -dijo, molesto, mientras se acariciaba el paquete al hablar conmigo y veía su anillo de casado sobre su entrepierna abultada- Venga, sube y cojo las llaves.

Subí las escaleras y él me siguió, comprobando que no nos seguía nadie. Subimos al primer piso y caminamos por el pasillo hasta llegar a una de las aulas a pocos pasos de la escalera. Entramos por la puerta trasera de la clase y él la cerró con llave a sus espaldas. Yo me senté en una de las sillas al fondo de la clase y miré bajo el pupitre, fingiendo buscar algo.

- No aparece, pensaba que había dejado el libro por aquí...
- ¿No estarías buscando esto? -dijo, bajándose los pantalones y los calzoncillos tras dejar las llaves sobre la mesa. Ante mí tenía un imponente capullo de unos 19 cm, algo gordo y bastante venoso. que el conserje acercó hacia mi boca.

Me dio un suave pollazo en la cara antes de que comenzara a lamerlo. Por un momento me supo mal, oliendo al sudor concentrado de horas en aquella garita. Gemía con timidez, mirando hacia la puerta de vez en cuando algo nervioso mientras me metía cada vez más polla en mi boca.

Yo iba lamiendo, entreteniéndome en sus huevos, mientras trataba de saborear cada instante su miembro. Me apartó del pupitre y me dejó sentado, y estuvo durante un par de minutos apoyado contra la pared mientras se la mamaba, gimiendo cada vez más fuerte y sacándomela de la boca para restregármela un par de veces y volver a meterla hasta el fondo.

Todo parecía ir bien hasta que de pronto pareció escuchar algo en el pasillo al tiempo que me sacaba el pollón de la boca. Paró en seco, poniéndose muy nervioso.

Yo me quedé paralizado, tratando de volver a chupársela hasta que confirmó que no había nadie fuera dispuesto a incordiarnos. Me agarró la cara con fuerza y comenzó a follarme la boca, con ganas, rápidamente. Yo trataba de respirar por la nariz al tiempo que sentía aquel nardo en mi garganta y los huevos en mi barbilla hasta que, súbitamente, sacó la polla de golpe de mi boca y soltó todo el lefote sobre aquel pupitre.

Me saqué la polla y me pajeé, a mil, y acabé corriéndome en el pupitre pocos minutos más tarde mientras él volvía a subirse los pantalones y abría la puerta, comprobando el pasillo.

Cuando acabé, me instó a irme rápido en lo que él acababa la ronda, no sin antes despedirse:

- A ver si otro día encontramos tu libro.


2 comentarios:

  1. Dani_ morbislip@hotmail.com11 de febrero de 2017, 12:39

    Mmmmm menudo subidon de rabo q se me ha puesto al leerlo ufffff Las clases me han dado mucho morbo siempre. Que te puedan pillar y ese capullo gordo buahhh!!!
    Pero ha faltado una cosa, toda esa leche en el pupitre abandonada que desperdicioooo!!! Al dia siguiente te quiero ver lamiendoloooo todo jajaja
    Espero la segunda parte de los jardines ;) Ya enviare alguna foto para ilustrar si quieres.

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  2. uf que gustazo ,
    esa es mi fantasia
    yo tambien qquiero, ,,,.mmmmmmmmm
    177 78 17 cm polla gorda
    llamamae o email:610833321 o honieber@yahoo.es

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